En la JMJ de 2019
La JMJ (Jornada Mundial
de la Juventud) de 2019 en Panamá era la XXXIV, la tercera en tierras
latinoamericanas tras la de 1987 en Buenos Aires con Juan Pablo II y la de Río
de Janeiro en 2013 a la que asistió Francisco, recién elegido para suceder a
Benedicto XVI y ahora en Panamá.
Las JMJ se originaron desde el encuentro internacional
de jóvenes con Pablo VI en 1975 durante la
Semana Santa del Año Santo y como clausura de la I Marcha Internacional de la
Reconciliación Cristiana, que había recorrido el camino de San Francisco, desde
Asís hasta Roma, y en la que habían participado jóvenes de numerosos países.
En 1985 tomó el actual aire tras lo vivido el domingo
de ramos de aquel Año Santo de la Redención, era el 31 de marzo, cuando 300.000
jóvenes se presentaron en la plaza de san Pedro con
ocasión del Año Internacional de la Juventud proclamado por la ONU. Juan Pablo
II estuvo visiblemente sorprendido y en el discurso anual navideño a la Curia
vaticana, todavía emocionado por aquella sorpresa al inicio de la Semana Santa
de ese año 1985, institucionalizó las JMJ que se celebran cada 2 ó 3 años en un
país u otro.
En 1989 fue en Santiago de Compostela, en 1991 en Częstochowa, en 1993 en Denver, en 1995 en Manila, 1997 en París, en
2000 en Roma con motivo del Gran Jubileo y al que asistieron 2 millones de
jóvenes. Luego en 2002 en Toronto y ya con Benedicto XVI en 2005 en Colonia,
2008 en Sídney, 2011 en Madrid y luego con Francisco en Río de Janeiro en 2013
y en Cracovia en 2016.
Panamá está en América Central y es un país bañado por
el Caribe y el Pacífico y que tiene el famoso canal para el trasiego marino de
un océano al otro. Es uno de los países americanos menos poblados pero es uno de los étnicamente más diversos del mundo. Su población es
multicolor y multicultural, compuesta por mestizos,
mulatos, negros, blancos,
indígenas y otros inmigrantes de diversos orígenes,
especialmente asiáticos y europeos. La Constitución Nacional establece que
"es libre la profesión de todas las religiones así como el ejercicio de
todos los cultos, sin otra limitación que el respeto a la moral cristiana y el
orden público".
La JMJ panameña tiene 8 santos patronos: Juan Pablo II
(que ahora es el santo Patrono oficial de todas las JMJ), Juan Bosco, Sor María
Romero Meneses, Juan Diego, Martín de Porres, Rosa de Lima, José Sánchez del
Río (Joselito) y Óscar Romero.
María Romero Meneses (†1977 con
75 años) fue una salesiana nicaragüense beatificada por Juan Pablo II en 2002.
Con viva sensibilidad evangélica y eclesial,
conquistaba para su misión apostólica a las jóvenes alumnas que se volvían
«misioneras» entre niños semi-abandonados y familias desheredadas de los
pueblitos de los alrededores de la Capital. También adultos, empresarios adinerados
y renombrados profesionales quedaban comprometidos a colaborar efectivamente a
las iniciativas asistenciales y así
obtuvo visitas médicas gratuitas, un ambulatorio
y la colaboración de industriales del lugar para organizar cursos de formación
profesional para jóvenes y mujeres pobres. Para las familias sin techo, con una
vida precaria bajo los puentes de la periferia, hizo construir casitas, siempre
con la ayuda de una sorprendente Providencia.
José Sánchez
del Río, mexicano, joven cristero (Joselito)
ejecutado con 14 años en 1928, fue canonizado en 2016.
Martín de Porres, fray escoba (†1639 con 60 años), nacido
en Lima, mulato, simpático lego dominico porque las leyes le impedían ser
fraile por su color y su raza. Se le atribuye el don de la bilocación pues
curaba en distintos sitios a diversos enfermos a la vez; fue visto en China y
en Japón animando a los misioneros. No tenía llave del convento pero entraba al
volver de atender enfermos a cualquier hora, ya cerrada la puerta. Canonizado
por Juan XXIII en 1962, quien destacó su humildad por la que hasta los
superiores acudían a consultarle. Es patrono de la justicia social.
Juan Diego Cuauhtlatoatzin (†1548 con 74 años), mexicano de
Cuauhtitlán, en el reino de Texcoco de los chichimecas. Pobre, sin instrucción,
recién bautizado, sencillo, piadoso, ya viudo de María Lucía, y con 57 años, se
le apareció la Virgen María para pedirle construir el santuario de Guadalupe.
La incredulidad inicial del obispo Zumárraga logró que la Virgen María dejara
impresa en la tilma del indito la imagen que aún hoy día veneran tantos
millones de americanos y milagrosamente se conserva sin alteración alguna a
pesar del transcurso de los siglos y siendo la tilma una tela poco consistente.
Fue canonizado por Juan Pablo II en 2002 que le llamó “el confidente de la
dulce Señora del Tepeyac” y “representa todos los indígenas que
reconocieron el evangelio de Jesús”.
Rosa de Lima (†1617 con 31 años) es patrona de América Latina y
Filipinas, terciaria dominica porque en la ciudad no había ningún convento de
monjas dominicas. Se le puso el nombre de Isabel pero su cara sonrosada hizo
que su madre la llamara Rosa, nombre con el que fue confirmada. Su patrona y
modelo fue Catalina de Siena y aunque vivió en un chamizo hecho en el jardín de
su casa, recibió un funeral de primera con todas las autoridades civiles y
eclesiásticas de Lima. Canonizada en 1671.
Óscar Romero (†1980 con 63 años), arzobispo de
San Salvador, mártir al ser asesinado por la fe el 24 de marzo, baleado
mientras celebraba Misa y parece que por un grupo vinculado a la dictadura de
derechas que gobernaba el país en aquellos momentos. Como obispo era un pastor
que “olía a oveja” y emprendió una intensa labor pastoral en favor de los
campesinos más pobres, a los que visitaba con regularidad. Pablo VI y Juan
Pablo II le animaron en su misión por la que se enfrentó abiertamente con la
dictadura. Canonizado en 2018 por Francisco.
La Patrona de Panamá es Nuestra Señora de la Antigua que es una
imagen de María con el Niño en brazos y una rosa blanca. Dice una tradición que
la imagen estaba en una capilla lateral de la catedral de Sevilla y cuando se
reconstruyó en el s XIV se demolió todo menos la imagen y por eso se la llamó
“la antigua”. Se dice que Vasco Núñez de Balboa al salir de Sevilla se despidió
de la Antigua y de su madre carnal a la que prometió que si todo salía bien,
construiría a Ella un templo en el primer sitio donde tocaran tierra.
En 2013 celebraron el V centenario de esta advocación bajo cuyo patrocinio
se creó la 1ª diócesis del Nuevo Mundo y el papa León X la nombró titular de la
catedral. El 26 de enero de 2019 Francisco consagraba el altar de la catedral
tras la nueva restauración de 2011-15. Desde la primera capilla pequeña y de
madera que construyó Vasco Núñez de Balboa, ha sufrido el incendio de 1737 y el
terremoto de 1882. Juan Pablo II estuvo en 1983.
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