Visita apostólica al lejano Oriente
Francisco viajaba a Tailandia y a Japón del 19 al 26
de noviembre de 2019 y, como Papa, fue su 7º viaje pastoral a Asia pues ya
había visitado Tierra Santa (2014); Turquía
(2014); Corea del Sur (2014); Sri Lanka y Filipinas (2015), Azerbaiyán, Georgia
y Armenia (2016) y Myanmar y Bangladesh (2017).
El Papa Wojtyla en el templo budista |
En Tailandia Francisco estuvo en Bangkok donde
ya había estado Juan Pablo II en mayo de 1984 en el viaje pastoral por Corea, Papúa
Nueva Guinea e islas Salomon. En Bangkok estuvo unas pocas horas, suficientes
para entrar descalzo a rezar en el templo budista de Bangkok, siendo la primera
vez en la historia que un Papa entraba a rezar en un templo de esa religión.
Delante de la puerta principal de la catedral dedicada a la Asunción, hay una
estatua del Papa polaco.
Tailandia, que se conocía antes como
Siam, deriva la palabra de thai
que significa libertad y es el nombre del grupo étnico mayoritario, arribado
a ese territorio huyendo de los chinos. Hace unos 3.000 años que llegaron los
pueblos australo-asiáticos mon
y jemer, hasta que poco antes de nuestra era cristiana los
thai empezaron
su emigración, estableciéndose en las cuencas del Mekong y del Me Nam.
Las enseñanzas de la rama theravada del budismo se consideran la principal religión, y el centro de la identidad y fe para muchos tailandeses. Hoy día el país es un estado laico y los católicos tienen 8 beatos que Juan Pablo II beatificó: en el 2000 a Nicholas Kitbamrung ya otros siete en 1989. El cristianismo llegó en el siglo XVI con misioneros Mercedarios portugueses. El rey Mongkut (Rama IV, +1868 con 63 años) aprendió inglés y latín y se dice que dijo a uno de sus amigos cristianos: "Lo que nos enseñáis a hacer es admirable, pero lo que nos enseñáis a creer es una tontería". El Islam es la segunda religión más importante en ese país y son un 4% de la población.
El capuchino Anuchitt Somboonpermpoon cuenta que después de la muerte del rey
Bhumibol Adulyadej (Rama IX, +2016
con 89 años) leyó la historia de la vida del monarca y cree que debe ser
considerado un santo pues se sacrificó para que todo el mundo tuviera mejores
condiciones de vida. Estaba casado con Mon Rajawongse Sirikit y tuvieron 6
hijos.
En Tailandia
estuvo Teresa de Calcuta y hoy día, entre otras muchas instituciones, trabajan
las Hijas de Jesús, las jesuitinas, fundadas por Cándida María de Jesús (†1912
con 67 años) y hay 2 cardenales, Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij (n.
1949) y Michael Michai Kitbunchu (n. 1929), de los 6 cardenales que hay en
Oceanía, 2 de ellos no electores por cumplir la edad prevista de 80 años.
En Japón no hay religión de Estado y el
sentimiento religioso está desarrollado pues se nota en los millares de templos
y capillas por todo el país. La religión social es el budismo cuya
introducción en el 552 dC por Corea no alteró antiguas creencias. En los siglos
XVII-XIX tuvo cierto influjo el confucionismo y los japoneses compaginan bien budismo
y shintoismo que nunca han visto incompatibles. Tampoco el confucionismo
ni el taoísmo, procedentes a su vez de China, perturbaron las creencias
del pueblo. Los budistas japoneses creían en un mundo sin comienzo y sin
fin y no admitían la inmortalidad de un alma personal, practicaban
habitualmente el aborto, el infanticidio y la sodomía, pero con todo, lograron
la conversión de un millar de japonés@s.
Juan Pablo II y Arrupe |
La cristianización del país del sol naciente empezó
con el jesuita Francisco de Javier (Xabier) llegado en 1549 como Nuncio
apostólico y con dos compañeros jesuitas. En ese país del “sol naciente” han
misionado los Prefectos de la Compañía Pedro Arrupe (de 1965 a 1983) y Adolfo Nicolás (de 2008
a 2016). También fue misionero en Japón el franciscano conventual Maximiliano
Mª Kolbe, polaco, mártir en Auschwitz en 1941 con 47 años y canonizado en 1982.
En 1582 había 82 misioneros (todos jesuitas) y 150.000
fieles con 200 iglesias; en Europa se creía que pronto todo el país sería
católico. Con León XIII (1878-1903) empezó la jerarquía residencial y en 1930
los cristianos eran atendidos por 252 sacerdotes (59 nativos) y 657 religios@s,
de los que 238 eran japones@s. La 2GM fue trágica para el cristianismo japonés
pues en sus entrañas (Nagasaki y Hiroshima) estallaron las dos primeras bombas
atómicas. Con el papa Francisco hay 5 cardenales nipones.
En febrero de 1981 estuvo allí en viaje pastoral Juan Pablo II, como “peregrino de la paz” e hizo un discurso en el «PEACE MEMORIAL PARK» de Hiroshima. Era la primera vez en la historia que los japoneses eran visitados por el Papa que luego volvió en 1984.
Pablo Miki y los otros 25 mártires |
Enseguida el cristianismo japonés, como en cualquier
lugar de la Tierra, fue probado con la persecución, tal como Cristo mismo había
avisado y en el santoral aparecen much@s mártires japoneses o en Japón. Pablo
Miki y 25 compañeros sufrieron
martirio de crucifixión en 1587 con el emperador Toyotomi Hideyoshi que decretó
de expulsión de los misioneros extranjeros por motivos anti-españoles y
anti-occidentales. Fueron martirizados 50 años después de morir Francisco de
Javier, cuando eran unos 300 mil los cristianos japoneses.
Templo mariano en Oura |
Hacia 1630 no quedaba ningún sacerdote y así pasaron
casi 250 años hasta el s. XIX que, tolerados por el gobierno japonés, entraron
misioneros franceses con garantías de libertad religiosa. El 19-F-1865, uno de
ellos, l’abbé Petitjean, en honor a esos mártires dedicó a Santa María una
iglesia en la colina de Oura, que es la patrona de Japón. A las 4 semanas de su
llegada, apareció un grupito que permitió a l’abbè Petitjean empezar a
descubrir cristianos de Urakami, los kirishitan, descendientes de
quienes pudieron escapar de las persecuciones y de las pesquisas policiales.
Los cristianos nativos quedaron encandilados con la imagen de la Virgen,
llamada Invenctione christianorum (del descubrimiento de los
cristianos).
Pedro Bautista, Martín de la Ascensión, Gonzalo
García, Isidoro, franciscanos y otros 25 comp., son también mártires en
Nagasaki en 1597, suspendidos en una cruz y atravesados por dos lanzas. Fueron
canonizados en 1862.
Pedro de Zúñiga, beato, sevillano, agustino, fue
misionero en Filipinas y en Japón donde fue quemado vivo en Nagasaki en 1622
con 42 años.
Jacinto Gálvez, beato, valenciano, franciscano, fue
otro misionero en Japón cuando arreció la inhumana persecución contra los
cristianos y con 45 años, en 1632, fue abrasado por el fuego en Tokio junto a
los jesuitas Jerónimo de Angelis, siciliano, y Simón Jempo, japonés.
Lorenzo Ruiz y otros 15 comp. filipinos, canonizados
por Juan Pablo II, también son mártires en Japón en 1633-37.
Gregorio XIII (1572-85), el Papa que reformó el
calendario que fija el año en 365 días y unas horas, minutos y segundos, ayudó a
las misiones en Japón y China y al morir viajaron a “visitarle” unos nobles
japoneses.
En agosto de 2015 salió un libro que retrata a Benedicto
XVI quien recibió un ejemplar de regalo y pudo leer una amplia síntesis que el
propio autor le había preparado en alemán. Ratzinger manifestó que “lo he
encontrado “sorprendente” y nuevo porque no ha sido ideado ni escrito desde el
interior de la comunidad de fe ni desde la perspectiva de mis adversarios; sino
que lo ha sido desde un tercer lugar, desde el exterior”.
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