miércoles, 29 de enero de 2020

FRANCISCO EN JAPÓN Y TAILANDIA

Visita apostólica al lejano Oriente

 


Francisco viajaba a Tailandia y a Japón del 19 al 26 de noviembre de 2019 y, como Papa, fue su 7º viaje pastoral a Asia pues ya había visitado Tierra Santa (2014); Turquía (2014); Corea del Sur (2014); Sri Lanka y Filipinas (2015), Azerbaiyán, Georgia y Armenia (2016) y Myanmar y Bangladesh (2017).

El Papa Wojtyla en el templo budista
En Tailandia Francisco estuvo en Bangkok donde ya había estado Juan Pablo II en mayo de 1984 en el viaje pastoral por Corea, Papúa Nueva Guinea e islas Salomon. En Bangkok estuvo unas pocas horas, suficientes para entrar descalzo a rezar en el templo budista de Bangkok, siendo la primera vez en la historia que un Papa entraba a rezar en un templo de esa religión. Delante de la puerta principal de la catedral dedicada a la Asunción, hay una estatua del Papa polaco.

Tailandia, que se conocía antes como Siam, deriva la palabra de thai que significa libertad y es el nombre del grupo étnico mayoritario, arribado a ese territorio huyendo de los chinos. Hace unos 3.000 años que llegaron los pueblos australo-asiáticos mon y jemer, hasta que poco antes de nuestra era cristiana los thai empezaron su emigración, estableciéndose en las cuencas del Mekong y del Me Nam.


Las enseñanzas de la rama theravada del budismo se consideran la principal religión, y el centro de la identidad y fe para muchos tailandeses. Hoy día el país es un estado laico y los católicos tienen 8 beatos que Juan Pablo II beatificó: en el 2000 a Nicholas Kitbamrung ya  otros siete en 1989. El cristianismo llegó en el siglo XVI con misioneros Mercedarios portugueses. El rey Mongkut (Rama IV, +1868 con 63 años) aprendió inglés y latín y se dice que dijo a uno de sus amigos cristianos: "Lo que nos enseñáis a hacer es admirable, pero lo que nos enseñáis a creer es una tontería". El Islam es la segunda religión más importante en ese país y son un 4% de la población.

El capuchino Anuchitt Somboonpermpoon cuenta que después de la muerte del rey Bhumibol Adulyadej (Rama IX, +2016 con 89 años) leyó la historia de la vida del monarca y cree que debe ser considerado un santo pues se sacrificó para que todo el mundo tuviera mejores condiciones de vida. Estaba casado con Mon Rajawongse Sirikit y tuvieron 6 hijos.

En Tailandia estuvo Teresa de Calcuta y hoy día, entre otras muchas instituciones, trabajan las Hijas de Jesús, las jesuitinas, fundadas por Cándida María de Jesús (†1912 con 67 años) y hay 2 cardenales, Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij (n. 1949) y Michael Michai Kitbunchu (n. 1929), de los 6 cardenales que hay en Oceanía, 2 de ellos no electores por cumplir la edad prevista de 80 años.

En Japón no hay religión de Estado y el sentimiento religioso está desarrollado pues se nota en los millares de templos y capillas por todo el país. La religión social es el budismo cuya introducción en el 552 dC por Corea no alteró antiguas creencias. En los siglos XVII-XIX tuvo cierto influjo el confucionismo y los japoneses compaginan bien budismo y shintoismo que nunca han visto incompatibles. Tampoco el confucionismo ni el taoísmo, procedentes a su vez de China, perturbaron las creencias del pueblo. Los budistas japoneses creían en un mundo sin comienzo y sin fin y no admitían la inmortalidad de un alma personal, practicaban habitualmente el aborto, el infanticidio y la sodomía, pero con todo, lograron la conversión de un millar de japonés@s.

Juan Pablo II y Arrupe
La cristianización del país del sol naciente empezó con el jesuita Francisco de Javier (Xabier) llegado en 1549 como Nuncio apostólico y con dos compañeros jesuitas. En ese país del “sol naciente” han misionado los Prefectos de la Compañía Pedro Arrupe (de 1965 a 1983) y Adolfo Nicolás (de 2008 a 2016). También fue misionero en Japón el franciscano conventual Maximiliano Mª Kolbe, polaco, mártir en Auschwitz en 1941 con 47 años y canonizado en 1982.

En 1582 había 82 misioneros (todos jesuitas) y 150.000 fieles con 200 iglesias; en Europa se creía que pronto todo el país sería católico. Con León XIII (1878-1903) empezó la jerarquía residencial y en 1930 los cristianos eran atendidos por 252 sacerdotes (59 nativos) y 657 religios@s, de los que 238 eran japones@s. La 2GM fue trágica para el cristianismo japonés pues en sus entrañas (Nagasaki y Hiroshima) estallaron las dos primeras bombas atómicas. Con el papa Francisco hay 5 cardenales nipones.


En febrero de 1981 estuvo allí en viaje pastoral Juan Pablo II, como “peregrino de la paz” e hizo un discurso en el «PEACE MEMORIAL PARK» de Hiroshima. Era la primera vez en la historia que los japoneses eran visitados por el Papa que luego volvió en 1984.

Pablo Miki y los otros 25 mártires
Enseguida el cristianismo japonés, como en cualquier lugar de la Tierra, fue probado con la persecución, tal como Cristo mismo había avisado y en el santoral aparecen much@s mártires japoneses o en Japón. Pablo Miki y 25 compañeros sufrieron martirio de crucifixión en 1587 con el emperador Toyotomi Hideyoshi que decretó de expulsión de los misioneros extranjeros por motivos anti-españoles y anti-occidentales. Fueron martirizados 50 años después de morir Francisco de Javier, cuando eran unos 300 mil los cristianos japoneses.

Templo mariano en Oura
Hacia 1630 no quedaba ningún sacerdote y así pasaron casi 250 años hasta el s. XIX que, tolerados por el gobierno japonés, entraron misioneros franceses con garantías de libertad religiosa. El 19-F-1865, uno de ellos, l’abbé Petitjean, en honor a esos mártires dedicó a Santa María una iglesia en la colina de Oura, que es la patrona de Japón. A las 4 semanas de su llegada, apareció un grupito que permitió a l’abbè Petitjean empezar a descubrir cristianos de Urakami, los kirishitan, descendientes de quienes pudieron escapar de las persecuciones y de las pesquisas policiales. Los cristianos nativos quedaron encandilados con la imagen de la Virgen, llamada Invenctione christianorum (del descubrimiento de los cristianos).

Pedro Bautista, Martín de la Ascensión, Gonzalo García, Isidoro, franciscanos y otros 25 comp., son también mártires en Nagasaki en 1597, suspendidos en una cruz y atravesados por dos lanzas. Fueron canonizados en 1862.

Pedro de Zúñiga, beato, sevillano, agustino, fue misionero en Filipinas y en Japón donde fue quemado vivo en Nagasaki en 1622 con 42 años.

Jacinto Gálvez, beato, valenciano, franciscano, fue otro misionero en Japón cuando arreció la inhumana persecución contra los cristianos y con 45 años, en 1632, fue abrasado por el fuego en Tokio junto a los jesuitas Jerónimo de Angelis, siciliano, y Simón Jempo, japonés.

Lorenzo Ruiz y otros 15 comp. filipinos, canonizados por Juan Pablo II, también son mártires en Japón en 1633-37.

Gregorio XIII (1572-85), el Papa que reformó el calendario que fija el año en 365 días y unas horas, minutos y segundos, ayudó a las misiones en Japón y China y al morir viajaron a “visitarle” unos nobles japoneses.

En agosto de 2015 salió un libro que retrata a Benedicto XVI quien recibió un ejemplar de regalo y pudo leer una amplia síntesis que el propio autor le había preparado en alemán. Ratzinger manifestó que “lo he encontrado “sorprendente” y nuevo porque no ha sido ideado ni escrito desde el interior de la comunidad de fe ni desde la perspectiva de mis adversarios; sino que lo ha sido desde un tercer lugar, desde el exterior”.

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